Tristeza, ansiedad, bajo estado de ánimo, aislamiento, insomnio, trastornos alimenticios… La depresión tiene muchas caras y según un último estudio publicado en la revista Nature Cardiovascular Research también está relacionada con un aumento del riesgo para nuestro corazón.

Los resultados pueden cambiar la importancia que se da a la salud mental en nuestra sociedad, un factor que ya ha cobrado una mayor relevancia en los últimos dos años debido a la pandemia por Covid.

Realizado por un equipo de la División de Cardiología del Hospital General de Massachusetts (Boston), el estudio, que duró once años, analizó y siguió el trastorno depresivo y su vinculación con la enfermedad cardiovascular en 328.152 personas de ascendencia europea, y con edades comprendidas entre los 40 y 69 años, cuyos datos estaban en el Biobanco del Reino Unido.

Al empezar, se estudió qué porcentaje de estas personas sufrían depresión y con qué frecuencia, y además qué hábitos de vida seguían en ese momento. Coincidió que los pacientes que padecían más episodios depresivos y bajo estado de ánimo eran más jóvenes, sobre todo mujeres, seguían un dieta poco sana, no hacían ejercicio regularmente y dormían peor. También tenían un índice de masa corporal más alto, y presentaban otras particularidades como una proteína C reactiva más alta, hipertensión, hipercolesterolemia, y diabetes tipo 2.

Más episodios depresivos, más casos de diabetes tipo  2

Con estos datos, generaron una puntuación de riesgo poligénico – una herramienta especializada para predecir el riesgo de enfermedad cardiometabólica- y los resultados mostraron que las personas más deprimidas tenían un aumento de la incidencia de futuras cardiopatías y de diabetes tipo 2.

Por el contrario, las personas con menor frecuencia depresiva tuvieron un 34% de menor riesgo de enfermedad arterial coronaria, un 33% de menor riesgo de diabetes tipo 2 y un 20 por ciento de menor riesgo de fibrilación auricular.

Hay relación entre estado de ánimo, mujer y riesgo cardiovascular

Para la doctora Eva Pereira López, vocal de la Asociación de Riesgo Vascular y Rehabilitación Cardíaca de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), “la relación entre depresión y enfermedad cardiovascular era conocida y parece que funciona en los dos sentidos. Los pacientes que tienen trastorno o desorden mental -que no es simplemente la depresión o bajo estado de ánimo- tienen más propensión a tener enfermedades cardiovasculares, y también al revés”.

La importancia del estado de ánimo para reducir riesgos cardiovasculares 1

En nuestro país es un tema muy importante. A la alta mortalidad por enfermedad cardiovascular, hay que sumar el alto número de personas que padece depresión. Según la Encuesta Europea de Salud, sobre la que informó el Instituto Nacional de Estadística, alrededor de 2,1 millones de personas sufrió cuadros depresivos en la pandemia.

De todas ellas, 230.000 personas sufrían casos de depresión grave, siendo las mujeres las más afectadas. Por cada caso grave en hombres hay 3,5 en mujeres. Además, el 5 % de la población sufre de ansiedad, según la fundación Civio.

«Las personas con depresión están más expuestas a hábitos nocivos como el tabaco o psicoestimulantes»

Actualmente, no están bien descritos los mecanismos exactos por los que la depresión provoca un aumento de enfermedades cardiovasculares, pero “hay cosas evidentes -continúa la doctora Pereira-. La disminución del estado de ánimo hace que las personas no tengan ganas de realizar actividad física o de cuidar su alimentación. Están más expuestas a tóxicos, porque muchas se refugian en hábitos no saludables, como el tabaco, que es un riesgo cardiovascular muy importante, o incluso psicoestimulantes como la cocaína, que está muy relacionada con los infartos”.

Los hábitos de vida saludables compensan el riesgo poligénico

El estudio de Nature no asocia sus resultados con el estilo de vida, aunque sugiere que adoptar unos hábitos saludables puede compensar un nivel de riesgo poligénico alto. Es aquí donde podemos actuar más fácilmente y con seguridad, tanto para reducir el riesgo cardiovascular como para combatir un bajo estado de ánimo.

En España hay más de dos millones de personas que consumen ansiolíticos y antidepresivos a diario y muchas veces sin un diagnóstico previo. Según la OCDE, es el país, junto con Portugal, donde más se consumen de la Unión Europea, superando a países con tasas más altas de depresión, demostrando que hay algo que falla en nuestra sociedad. Este comportamiento no solamente muestra que no afrontamos adecuadamente la salud mental, sino que además puede afectar a nuestro corazón.

“Se cree que algunos psicofármacos pueden tener efectos secundarios a nivel cardiometabólico -explica la doctora -, empeorando el perfil del azúcar, del colesterol, y no se descartan otros efectos directos por las cuales puede haber más riesgo cardiovascular. Por ejemplo, una mayor inflamación sistémica, o alteraciones neuroendocrinas».

La salud mental es clave en la rehabilitación cardíaca

El escenario no es más fácil cuando estudiamos los perfiles de personas que ya padecen enfermedades del corazón o han sufrido un accidente cardiovascular. “Se sabe que estos pacientes tienen más propensión a tener trastornos mentales. De hecho, se estima que hasta un 40% de los enfermos cardiovasculares tiene trastornos mentales en los doces meses posteriores a un evento y más prevalencia de dolencias cardíacas. Al final el accidente coronario es un evento vital en el paciente que puede desencadenar una depresión. Incluso parece que está incrementado el riesgo de suicidio”.

Hay que estar alerta y detectar los síntomas de depresión

La salud mental es clave en la rehabilitación cardíaca del paciente que ha sufrido un evento cardiovascular. “Tenemos unas escalas para clasificar el riesgo de los pacientes, bajo, intermedio y alto, que son en base a parámetros como la extensión del infarto, problemas valvulares y arritmias -continúa Pereira -. El hecho de que tenga depresión ya es un factor de alto riesgo, pues son personas con menos adherencia al tratamiento y a mantener hábitos saludables”.

«Con los pacientes deprimidos hay que hacer hincapié en el control de riesgos clásicos como el colesterol o la tensión»

Por esto, es cada vez más importante identificar los síntomas: ya sea de estrés, de ansiedad y de depresión para ponerles en tratamiento cuanto antes, sobre todo en los pacientes que ya son cardiópatas.

Debemos buscar ayuda desde el médico de primaria

Pero igualmente es importante detectarlos en las personas que aún no lo son. Aquí el estudio de Nature puede suponer un antes y un después al alertar de esa relación entre depresión y riesgo cardiovascular. Cuando una persona acude al medico de atención de primaria diciendo que está triste o deprimido, ya debería encenderse la alerta. “Con estos pacientes -explica la doctora Pereira- puedes hacer hincapié en el control de los factores de riesgo clásicos: tensión arterial, colesterol, azúcar, si es fumador o no para prestarles más atención”.

En casos graves debe intervenir siempre un especialista

En las unidades de rehabilitación cardíaca también hay una psicóloga. La vocal de la Asociación de Riesgo Vascular y Rehabilitación Cardíaca de la SEC explica que “en casos leves intentamos terapias cognitivas conductuales, algo de tratamiento ansiolítico, y mucho diálogo con la psicóloga. Realizamos sesiones para que el paciente tome conciencia de su enfermedad y aprenda a gestionar el estrés. También realizamos un cuestionario de ansiedad y otros de depresión. Cuando salen puntuaciones muy altas, casos en los que el paciente dice que no sale a caminar, que está muy deprimido, derivamos al especialista. No siendo expertos en salud mental, estamos formados en coaching emocional, estamos siempre muy atentos».

El deporte y los ejercicios de relajación pueden ayudar

Los ejercicios de relajación funcionan bien para controlar el estrés, pero lo importante es que cada paciente se encuentre cómodo. Caminar, nadar, hacer bicicleta… Si se practica con asiduidad, como mínimo 150 minutos a la semana, se puede elegir con libertad el deporte que guste más. Ahora también hay aplicaciones móviles con pautas para enseñar a controlar la ansiedad que son muy útiles.

Es mejor realizar las actividades en grupo

El deporte siempre ayuda, a liberar endorfinas y fortalecer el corazón, si bien es difícil plantearlo cuando una persona está muy baja de ánimo. “Por eso, se fomentan las actividades en grupo -dice la doctora Pereira-. Aquí funcionan muy bien las asociaciones de pacientes que facilitan el mantenimiento de las pautas de rehabilitación. Estar acompañados de otros pacientes ayuda a cuidarse. Es importante combatir la soledad porque está relacionada con una mayor incidencia de las enfermedades cardiovasculares. Si detectamos en nuestro en torno a alguien en riesgo, hay que concienciarle, intentar que salga y vuelva a los buenos hábitos. Si no funciona, debe acudir al especialista”.