Hábitos no saludables, situaciones de estrés y cambios asociados a la menopausia, como es el aumento del colesterol, ponen en riesgo la salud cardiovascular de las mujeres. Estos factores están detrás de muchos fallecimientos y del hecho de que haya más casos de muertes en mujeres que en hombres por causas cardiovasculares. Así lo señala el Instituto Nacional de Estadística, como ha recordado la Sociedad Española de Cardiología y la Fundación Española del corazón: en 2021 por cada 100.000 habitantes, se produjeron 262 muertes en mujeres y 241 en varones por patologías cardíacas.

Pero se puede ir más lejos y cuestionarnos por qué conociendo los riesgos continuamos sin ponerles freno, o por qué las mujeres siguen yendo poco y tarde al médico. En el Día de la Mujer Trabajadora, el día de todas, también hay que recordar que la enfermedad cardiovascular es la primera causa de muerte por accidente laboral y que estas enfermedades son las que tienen una mayor duración de incapacidad temporal tras el cáncer.

El estrés y la carga de trabajo como desencadenantes de factores de riesgo

Para encontrar respuesta a la alta incidencia cardiovascular en las mujeres, hablamos con la doctora Antonia Sambola, presidenta del grupo de trabajo Mujeres en Cardiología la Sociedad Española de Cardiología y cardióloga de la Unidad de Cuidados intensivos Cardiológicos del Hospital Universitario Vall d’Hebron de Barcelona

Empecemos por el estrés. Hay estudios médicos que indican que trabajar más de 40 horas semanales perjudica la salud cardiovascular y el estudio de 2021 del American Heart Association señala que el estrés en el trabajo y el asociado a situaciones concretas de la vida perjudican el corazón de la mujer.

P. ¿Qué factores pueden afectar a la salud cardiovascular en la mujer?

R. Sabemos que la depresión y la ansiedad se asocian con una mayor incidencia de infarto. Es difícil medir el nivel de estrés y aunque hay cuestionarios -que están estandarizados por psiquiatras y psicólogos- para determinar unas escalas, y establecer el grado de depresión y de ansiedad, no es algo que se utilice de una forma habitual y solamente se utilizan para estudios de investigación.

La incidencia del infarto se asocia con el estrés y la ansiedad, y la depresión hasta con el doble de riesgo de infarto

Pero en muchos estudios se asocia la incidencia de infarto con el estrés y la ansiedad. Y de hecho la depresión se asocia con hasta un doble más de incidencia de infarto. Pero es difícil de medir. De hecho, ¿qué mujer no está estresada con la vida que llevamos todas? Porque además las mujeres tienen que conciliar la vida familiar y la vida profesional.

Es cierto que ahora hay más hombres que se implican en la conciliación. No se trata de ayudar sino de compartir la vida familiar y la carga doméstica, pero aún así en un porcentaje muy alto la desigualdad existe.

Detrás del estrés pueden darse situaciones de desigualdad en distribución de la carga de trabajo que soporta la mujer, que tiene la profesional y la familiar

El número de mujeres que están a cargo de la organización doméstica y de los hijos es superior al de los hombres. Hemos avanzado, pero todavía hay una distribución desigual de las cargas. La mujer también suele ser cuidadora y este estrés aumentado está relacionado con el consumo de psicofármacos, que es muy superior en las mujeres que en los hombres.

P. ¿Cómo afecta el uso de psicofármacos?

R. No vemos que influya en el infarto, sino que el consumo de psicofármacos es mayor en las mujeres, y este consumo avisa de que algo pasa. Esta situación puede conducir a abandonar hábitos saludables en la vida cotidiana.

P. En la oficina, ¿cuáles son los riesgos?

R. Todo está en relación. Las mujeres que están en la oficina todo el día tienen más riesgo de caer en el sedentarismo, y de aumentar el colesterol. El sedentarismo disminuye el metabolismo y aumenta el riesgo de obesidad. Todo esto se asocia a un estilo de vida no saludable que produce una peor salud cardiovascular. Esto sí está demostrado: la falta de ejercicio es un factor de riesgo, o el sedentarismo, mejor decirlo así, es un factor de riesgo cardiovascular. Además, vemos que, en mujeres en edad fértil, menores de 55 años, no menopáusicas, está aumentando la incidencia de infarto.

P. ¿Por qué este aumento de la incidencia en menores de 55 años?

R. Desconocemos exactamente los factores, pero sí sabemos que en esas mujeres hay más casos de tabaquismo y de obesidad. Los estudios dicen que el consumo de tabaco no ha bajado, de hecho, ha aumentado entre mujeres jóvenes.

P. Las mujeres nos hemos ido incorporando a la práctica del ejercicio físico, pero yo veo a más hombres haciendo deporte los fines de semana que a mujeres. ¿Por qué sucede?, ¿sigue pesando el cuidado de los niños?

R. Hay que promover la necesidad de hacer ejercicio físico en las mujeres y hacer ver que no pueden asumir todas las tareas en casa. Todo influye en la salud, porque cuando falta tiempo para cuidarse, y hay más carga de trabajo, en la cocina se recurre a comida rápida, de peor calidad.

Factores de riesgo cardiovascular en la mujer

El estrés y el sedentarismo son factores de riesgo cardiovascular en las mujeres.

Hay que intentar modificar el estilo de vida y concienciar a las mujeres de la importancia de su salud cardiovascular. Porque no hay que olvidar que la enfermedad cardiovascular sigue siendo la primera causa de fallecimiento de las mujeres. Hoy día mueren más mujeres por enfermedad cardiovascular que hombres en España.

Los tres chequeos fundamentales para cuidar el corazón de las mujeres

Como recomendación general, debemos realizarnos un control anual de indicadores de salud. Sin embargo, debido a los riesgos específicos cardiovasculares que tiene la mujer en relación con su capacidad reproductiva, hay otros chequeos que deben tener en cuenta.

P. Además, de corregir el estilo de vida, ¿qué controles debe seguir la mujer como prevención de la enfermedad cardiovascular?

R. Hay un número de controles médicos muy importantes en momentos concretos. Hay que hacerse un chequeo cardiovascular en el embarazo, y también cuando se han sufrido factores de riesgo como son la eclampsia, la hipertensión y la diabetes gestacional. También, si ha habido un parto prematuro, o un parto con neonato de bajo peso. Estos son situaciones de riesgo cardiovascular específicos para la mujer, por los que también hay que seguir después un control periódico.

Otro momento muy importante es la menopausia pues aumentan los lípidos circulantes, sube entre un 10- 15% el colesterol malo y la tensión arterial. En las mujeres, también en las menores de 60 años, alrededor del 30% tienen hipertensión.

En la menopausia una mujer debe de ir a hacerse un chequeo y en la oficina seguir rutinas que puedan aliviar el estrés y situaciones que vayan en contra de la salud cardiovascular.

P.¿Hay algún protocolo para cuidar la salud cardiovascular en la oficina?

R. No hay ningún protocolo, pero hay cosas que podemos hacer: levantarnos de la mesa y caminar de vez en cuando, cada hora al menos, comer de forma saludable y establecer un horario coherente.

Un día para apoyar a las mujeres cardiólogas

En el estudio presentado en el último congreso de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), se analizó el impacto del sexo en el motivo de consulta y la atención a los pacientes en cardiología.

Se habló de la sintomatología que se describe en consulta, diferente a la masculina, de la forma más conservadora que tienen los equipos de pautar pruebas y tratamientos, y de la tardanza de las mujeres en acudir al hospital. Todo ello, como posible respuesta al hecho de que cada año mueran más mujeres que hombres por enfermedad cardiovascular.

Pero también se puso sobre la mesa, la promoción del liderazgo de la mujer y sobre todo en posiciones de responsabilidad en los servicios de cardiología, como una vía para evitar ese posible sesgo, y también porque la estadística indica la desigualdad que afrontan las cardiólogas hoy día.

La doctora Sambola explica que “las mujeres médicas somos ya casi el 60% de los profesionales, pero somos muy pocas en puestos de las posiciones de responsabilidad. Hay muy pocas mujeres en puestos importantes tanto a nivel asistencial como académico, y tampoco a nivel institucional”.

Cuando se piden explicaciones se aduce que las mujeres médicas son jóvenes y no tienen suficiente experiencia, pero los estudios demuestran otra realidad. “Esto no es cierto. Según un estudio que hicimos en el año 2019 -explica Antonia Sambola- el porcentaje de mujeres que son jefes de servicio de cardiología en España no llega al 8% y en la facultad, hay menos de un 4% de profesores titulares. Hay mucho que hacer en este terreno. Aun son los hombres los que toman las decisiones”.