El encuentro con el doctor Fuster tiene lugar a comienzos de agosto, en uno de los días que trabaja de forma presencial en la sede del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), donde un equipo español ha sido destacado recientemente por desarrollar un test para detectar las placas de colesterol en las arterias. Fuster preside esta institución, compaginando sus funciones como director del Instituto Cardiovascular y ‘Physician-in-Chief’ del Mount Sinaí Medical Center de Nueva York. También es editor jefe del Journal of the American College of Cardiology (JACC), la principal fuente de información clínica de medicina cardiovascular en Estados Unidos. Además, acaba de recibir la Medalla de Oro al Mérito Científico por el Ayuntamiento de Barcelona.

Con una agenda intensa, y a punto de participar en el Congreso Europeo de Cardiología de Barcelona 2022, me atiende prestándome plena atención en una charla donde defiende la ciencia y la educación como los grandes motores de la salud. Sus ideas son clave para que más allá del 29 de septiembre, Día Mundial del Corazón, cambiemos la forma en la que definimos la calidad de vida y adoptemos hábitos saludables que reduzcan la incidencia cardiovascular.

P. ¿Cómo está el corazón de los españoles?

R. El corazón de los españoles está como el de todo el mundo, muy inquieto. En los últimos años estamos asistiendo a situaciones que el hombre no está dominando y nos afectan a todos. Por un lado, una pandemia; segundo, un cambio climático, y tercero, estamos viviendo una época en la que la tecnología avanza más rápidamente que lo que uno puede digerir.

Tiene aspectos muy positivos y todo el mundo está beneficiándose de ella, pero con desaprovecho de otras cosas. Hay un aspecto que preocupa mucho y es la adicción a los móviles, no sólo en los españoles, en todo el mundo es lo mismo. Por lo tanto, hay un momento de gran inquietud personal y además está la situación económica que es muy difícil predecir.

P. ¿Por qué a pesar del desarrollo tecnológico y los avances en la investigación, la incidencia cardiovascular se ha doblado desde los años 90?

R. En el año 2060 la diabetes y la obesidad habrán aumentado un 30% y lo mismo los eventos cardiovasculares. Con lo cual, no podemos pontificar sobre lo grandes que somos. Hemos prolongado la vida, creado unidades intensivas, marcapasos, desfibriladores, avanzado en cirugía cardíaca, pero no estamos venciendo la enfermedad.

Al revés, la enfermedad está aumentando su incidencia y este hecho es una realidad de la que la gente ha de ser consciente. Tenemos que ser mucho más humildes, y mucho más capaces de ver la realidad.

En el año 2060 la diabetes y la obesidad habrán aumentado un 30% y lo mismo los eventos cardiovasculares

El doctor Fuster participó en un estudio internacional que publicó la revista Journal of American College of Cardiology (JACC) que arroja datos escalofriantes respecto a la escalada de la incidencia cardiovascular. Las muertes por problemas cardíacos han subido un 50%, siendo muchas de ellas evitables si se controlaran los factores de riesgo, como la hipertensión arterial, las dietas poco saludables, la obesidad, el exceso de colesterol LDL o la contaminación medioambiental.

P. ¿Cuál puede ser la alternativa? Usted ha comentado que podemos saber mucho de la enfermedad, pero poco de la salud.

R. Ha de haber un cambio de cultura. Estamos en un mundo competitivo. Si vamos a las sociedades primitivas, está lo que se llamaba la hoguera, donde todos se reunían y hablaban. Pero hoy en día esto -señala el móvil-, ha llevado a una individualización tremenda y es un problema.

En una sociedad de consumo, la gente prioriza básicamente el poder, el dinero, y todo el aspecto de comunidad se ha perdido. Se ha ido a una individualización, pero no una individualización de calidad. Hoy en día hablas de salud, y cuatro personas te dirán que es importante, pero esta no es la realidad.

P. ¿Por qué falla la individualización? Quererse más, ¿no lleva a cuidarse más?

R. No, porque el mundo de consumo es muy potente y la noción de salud se pierde. Lo que te puedo dar es la solución: hacer un cambio de cultura es fundamental, que la gente empiece a entender que lo más importante es la calidad de vida, y no esa especie de orgullo del poseer. Ese cambio cultural ha de ser político, social, formar parte de la educación en los niños, y de las familias.

La situación es explosiva desde mi punto de vista, ha llegado un momento en que esto no puede continuar así. Creo que este cambio va a llegar, no sé cómo, pero llegará. La sociedad se dará cuenta de que tal vez valga la pena tener calidad de vida y dejar este poder de consumo y de individualidad.

P. ¿Cómo se vertebra esta nueva cultura que valore la salud?

R. Dialogando con personas con relevancia política y social, veo que hay mucha preocupación. Se piensa que ha de haber un cambio en la sociedad, que está muy fracturada, donde se aborde este tema. En Estados Unidos, en el partido republicano y en partido demócrata, se está diciendo lo mismo. Porque la tecnología está avanzando demasiado rápido, y el cuerpo humano avanza más lento, no es capaz de digerir la tecnología.

Yo lo veo en la ciencia, donde la gente joven, los estudiantes, están tecnológicamente muy preparados, son impresionantes, pero están deshumanizados. No quiero decirte que la medicina está deshumanizada, pero sí que el paciente está llegando a ser más un objeto que una persona.

La tecnología nos ha hecho avanzar tanto que se ha olvidado que somos elementos humanos, que tenemos un espíritu, y por lo cual el médico ha de tratar este aspecto. No quiero dar una visión pesimista, lo que quiero dar es una visión real y hacer ver que tiene que haber un cambio radical.

P. ¿Habría entonces que definir de nuevo lo que es calidad de vida?

R. Exactamente. Yo mismo he cambiado completamente. Durante 10 años, 20 años, 30 años, he trabajado en la enfermedad, y ahora estoy trabajando en la salud, en entender qué es la salud, porque no es un aspecto caritativo. No es hablar sólo de prevenir, es descubrir qué es la salud, cómo los factores de riesgo afectan al cerebro, o influyen en la degeneración.

La calidad de vida de una persona sería conseguir el mejor estado de salud posible teniendo la certeza de que se está haciendo todo lo posible para conseguirlo

Hay que destacar la importancia del ejercicio, por ejemplo, como valor personal, de que estás en un camino adecuado, y no sólo hablar de endorfinas. Todo esto son aspectos fundamentales. Por lo cual yo, desde hace 10 años, estoy completamente volcado en entender la salud, con tecnología muy moderna, para empezar a entender, que la calidad de vida es lo más importante.

P. ¿Y cuál sería su definición de calidad de vida?

R. Para mí la calidad de vida de una persona sería conseguir el mejor estado de salud posible teniendo la certeza de que se está haciendo todo lo posible para conseguirlo. Esta satisfacción personal de saber que uno está dando el máximo, no sólo en salud, sino en todos los aspectos de nuestra vida, para mí es muy importante para evaluar la calidad de vida de una persona.

P. La salud es diferente en la infancia, en la mediana edad y en la edad avanzada.

R. Son edades distintas. En el niño estamos aprendiendo mucho. El concepto general es que el niño capta, porque tiene pocos centros cerebrales, y se piensa que cuando sea mayor recordará esta etapa de los 3 a los 6 años. Pero nos encontramos con dos aspectos que no preveíamos.

El primero es que estos niños al cabo de unos años pierden lo que les has enseñado, pero si les enseñas de nuevo es exponencial, con lo cual lo que aprendes es que el elemento humano, niño o no niño, necesita la reiteración. En los adultos es exactamente lo mismo. Nosotros creemos, cada vez estoy más convencido, que tenemos que empezar de niños y reiterar en la educación de la salud.

El doctor Fuster con estudiantes del CNIC
El doctor Fuster, junto a estudiantes en el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC).

Para cuidar el corazón debemos poner la salud en el centro de nuestras vidas

Desde hace años, Valentín Fuster dirige el programa SI! de Educación Infantil y el Programa Healthy Communities, en los que se trabajan proyectos de educación en la salud para 50.000 niños de 3 a 16 años en todo el mundo, y otros enfocados a evaluar la eficacia de intervenciones comunitarias en prevención de enfermedad cardiovascular.

P. ¿La educación de los niños en el colegio o en casa?

R. En los dos sitios. Los políticos tienen que crear normas de salud, pero nosotros – los médicos e investigadores- somos gente de la sociedad y podemos cambiar cosas en aspectos como este. Queremos inculcar una ciencia de salud, y crear una cultura de los niños, donde hemos entendido que la escuela no es suficiente y que hay que llegar a las familias y de ahí a la comunidad. Los niños se lo dirán a los padres, ellos a los demás, y así podemos entrar en una cultura diferente.

P. La pasada campaña del Ministerio de Igualdad animando a las personas con obesidad a ir a la playa, -al margen de cómo se ha hecho la campaña-, ponía foco en la autoestima, pero ¿se puede estar restando importancia al sobrepeso?

R. Aquí entramos en una superficialidad enorme. Ya no es a nivel político, es incluso a nivel de sociedades científicas. Continuamente salen guías, pero esto no sirve para mucho. Para evitar los accidentes de carretera, te pones el cinturón de seguridad, no bebes alcohol…, pero en la salud es más complicado.

Si a mí ahora me pones de ministro, pondría la salud como la asignatura más importante

No se ha tomado en serio porque la salud tiene que ver mucho con la ciencia y a la ciencia no se le da el valor que tiene. Yo siempre digo que la salud es como un coche, la ciencia es el motor y la educación es la gasolina. Si tu empiezas por no creer en la ciencia, por no subvencionar la ciencia, lo que estás haciendo es desvalorizar todo lo que viene detrás, no hay motor.

P. ¿Cuáles son las líneas de investigación y hallazgos más importantes?

R. Hay varios aspectos importantes; uno es la educación en edades muy tempranas y me dirás que esto ya se sabía, pero en las escuelas yo no sé de una asignatura que se llame de salud, no la he visto nunca.

P. ¡Debería haberla!

R. Cien por cien, la más importante. Si a mí ahora me pones de ministro, pondría la salud como la asignatura más importante. La educación es fundamental, pero la educación bien llevada y con objetivos concretos que se puedan cuantificar. Hay un grupo de estudio en Estados Unidos muy interesante que aborda la hipertensión arterial. La mitad de la gente en la calle que tiene la tensión alta y no lo sabe, y la mitad de las que lo saben no forman parte del estudio. Entonces, ¿vamos a descubrir quién tiene la presión arterial alta?

Los factores de riesgo que provocan los infartos y los ictus acaban afectando a las pequeñas arterias del cerebro. Hay que llegar a edades avanzadas con el cerebro bien cuidado

 

Yo cada día hablo con 10 personas que tienen la tensión arterial alta pero nadie los va siguiendo. Es decir, que todos los documentos son absurdamente teóricos. Si no tienes un seguimiento, una reintervención, no sirven para nada. Por eso hay que entrar a educar a los niños, diciendo que la salud es una pieza fundamental en su vida, y esto tiene que venir de los padres.

P. ¿Qué ocurre en edades más avanzadas?

R. Hay cada vez más razones para decir que los mismos factores de riesgo que afectan a las grandes arterias, y que provocan los infartos y los ictus, acaban afectando a las pequeñas arterias del cerebro. Es decir, cuando hablamos de los 7 factores de riesgo-la falta de ejercicio, el tabaquismo, la dieta pobre, la hipertensión, la obesidad, colesterol elevado, la diabetes- los relacionamos con infartos de miocardio y accidentes cerebrales, pero hay mas consecuencias, como la senilidad por afectación de los vasos cerebrales por la misma falta de riego. Hay que empezar a edades tempranas para que la gente entienda que hay que llegar a edades avanzadas con un cerebro bien cuidado.

P. ¿Qué tecnología se utiliza en investigación?

R. Las tecnologías que estamos utilizando son cuatro, y son muy interesantes. La tecnología de imagen, la genética, la inteligencia artificial, y luego una farmacología que es completamente nueva. Estamos aprendiendo sobre el individuo sano. Esta persona ¿por qué está sana? Porque tiene unos mecanismos de defensa que lo hacen ser sano.

La tecnología ha hecho avanzar la medicina, vivir más años, pero tiene un gran hándicap, la deshumanización

Puede presentar lo que quieras, dolor, etc., pero hay una parte emocional (en el tratamiento con el paciente), psicológica, que has de captar, y si no la captas, no tienes una imagen completa. Esto está pasando. Ves cómo el joven funciona con el enfermo, con la familia y les falta ‘training’, empatía. La tecnología ha hecho avanzar la medicina, vivir más años, pero tiene un gran hándicap, la deshumanización. Tenemos que se conscientes, no podemos es seguir como si nada pasara.

Ahora estudiamos estos mecanismos y en el futuro desarrollaremos farmacología que refuercen esos mecanismos de defensa; es un cambio radical. En la insuficiencia cardíaca, las nuevas medicaciones estimularán los mecanismos de defensa. Por eso aprender lo que es la salud es fundamental para esta nueva farmacología del futuro.

P. Ahora ha presentado en el Congreso Europeo de Cardiología de Barcelona el estudio SECURE, que investiga la adherencia a un nuevo tratamiento de los pacientes que han sufrido un infarto. ¿Satisfecho?

R. Hemos realizado el estudio SECURE, con fondos europeos y el resultado es muy significativo. Son 15 años de lucha, y de creer en algo, que es lo que a mí me gusta, que es avanzar despacio en un concepto.

P. Premio Príncipe de Asturias de Investigación, es el único cardiólogo que ha recibido los máximos galardones de las principales organizaciones internacionales de cardiología. ¿Cómo se motiva cuando ve que hay obstáculo en el camino?

R. Hay obstáculos continuamente, la motivación viene porque crees que lo que estás haciendo puede ser imparable. En la vida todos tenemos etapas biológicas; en la que yo estoy ahora es que, si puedo ayudar a alguien, aquí estoy.

P. ¿Qué consejos daría a nuevos estudiantes de medicina?

R. Es complicado, estamos intentando humanizarlos, porque hoy en día el examen técnico, es que ya casi no existe. A mí me presentan cada semana un paciente o dos, no me dicen el diagnóstico, lo examino y trato de decirle lo que tiene. Es como un shock. A ellos les gusta verlo, que llegues al diagnóstico sin tecnología; pero ellos no lo utilizan. Utilizan computadoras y datos, pero no hay una interacción, y más que nada, no hay un diálogo con el paciente. Y es importante porque en muchos casos, el 50 % de la enfermedad es psicológica.

P. En su fórmula de desarrollo personal, hay tres ‘M’, Mentoring, Morality y Method, ¿cuál es la más importante?

R. Más que método, yo hablaría de prioridades de la vida. Uno no lo puede hacer todo, tienes que tener unas prioridades. En el hospital en Nueva York, veo a estos locos de Wall Street, y lo primero que has de hablar con ellos es saber qué prioridades tienen.

Hay que sentarse cada día unos minutos, como yo hago, y tienes que pensar, dónde estás y dónde vas, quién eres, y entonces establecer prioridades

Para ellos, con 30 años, millonarios, es el dinero y entonces tienes que intentar decirles que están teniendo una situación difícil, y le preguntas si su familia es prioridad… En el mundo que estamos viviendo hay que sentarse cada día unos minutos, como yo hago, y tienes que pensar, dónde estás y dónde vas, quién eres, y entonces establecer prioridades, que es lo más importante y lo menos importante.

Una vez que sabes cuál es tu prioridad, te has de tranquilizar; estás por encima de la sociedad, tienes que decidir por ti. La tranquilidad que da el deporte, y la meditación, o el yoga es muy importante. Por eso, más que método es sentar un sistema de prioridades, y hoy en día no hay tiempo para sentarte, te vas a un sitio y continuamente hay interferencias…

El doctor Valentin Fuster en CNIiC
Para el doctor Fuster hay que poner la salud en el centro de todas las decisiones.

Consciente de esta necesidad de promocionar hábitos saludables y mejorar la salud de forma general, el doctor Valentín Fuster creó también la Fundación SHE ‘la Caixa’ (Science, Health and Education). Con SHE trabaja en proyectos educativos para lograr un mundo en el que niños y adultos actúen positivamente respecto a su salud. Se trabaja la nutrición, el deporte… Porque si se reducen riesgos, se reduce el impacto de la enfermedad cardiovascular.

P. ¿Por qué el nombre SHE, Science, Health and Education?

R. Estaba en el coche, en el aeropuerto de La Guardia, y estaba pensando en el proyecto de la fundación, con el objetivo de ayudar en la prevención de enfermedad y la divulgación de hábitos saludables. Había un deadline para crear el nombre, y tenía una hora disponible. Fue extraordinario. Me dije ‘qué es lo más importante de la vida para mí’, y empecé a pensar, la educación, la calidad de vida, la salud, la educación… Yo soy científico y por eso pensé Science, Health and Education y salió la palabra SHE, que es una referencia a la mujer, a la que nadie hace caso en el tema de la salud y en el tema cardiovascular. Justo en ese momento en el que decidía qué es lo importante, salió SHE.

P. ¿Cómo mejorar la atención a las mujeres?, ¿hay algún proyecto para cuidar mejor su salud cardiovascular?

R. La primera causa de mortalidad en las mujeres son las enfermedades cardiovasculares, a pesar de que tradicionalmente se ha mostrado más preocupación por otros problemas. Además, la falta de reconocimiento de los síntomas del infarto en la mujer hace que vaya más tarde al hospital. Desde 2014 comenzamos la campaña ‘Mujeres por el corazón”, con la Fundación Mapfre y la Fundación Pro CNIC. La campaña persigue sensibilizar a la ciudadanía en general, y a las mujeres en particular, con la finalidad de facilitar el reconocimiento precoz de los síntomas de las enfermedades cardiovasculares y en particular del infarto. Además, desde el CNIC, investigamos en varias áreas relacionadas con las diferencias en las enfermedades cardiovasculares en la mujer y tratamos de incluir el máximo de mujeres en los ensayos clínicos que realizamos para eliminar los sesgos de género que se producen.